La cosa comenzó el viernes por la tarde cuando, aún no se por qué, daban cerveza gratis en unos bares de la uni, estaban promocionando nosequé, yo se que me bebí unas øl (cerveza en danés) by the face, de ahí pasamos a una cena a base de carbonara a la cual invitamos gustosamente a dos lugareñas, una de las cuales de bastante buen ver, ¿y cual fue nuestra sorpresa? Con un par de
Una vez acabada la cena nos dispusimos a ir a un concierto en el Cellar Bar en el bygning 101 de la DTU, pero para nuestra sorpresa, ya había acabado (no se puede ir a las 23:00 en Dinamarca a ningún sitio) así que nos fuimos a otro bar en el cuadrante 3 de la uni (si, está orientada según ejes cartesianos hacia el norte... muy matemáticos que son ellos), lo que nos da unas coordenadas (-x,-y) en el bygning 314 si no me equivoco, donde había futbolines gratuitos y oferta especial de tres øl por 20 Kroner (DKK) por lo que nos quedamos allí hasta eso de las 2 de la mañana o más, ya que yo aparecí por casa a las 03:00 con un buen recuerdo de las yonkilatas a la danesa (Carlsberg de 1 litro).
El sábado me levanté misteriosamente a eso de las 7 de la mañana, anonadado por mi capacidad de madrugar y el extremo frío que estaba pasando me dispuse a desayunar, craso error. Acabó todo saliendo por el mismo lugar por el que entró. Y es que llevo a cuestas un catarro bastante gordo desde antes de aterrizar en este país, que con los cambios de climatología acaecidos en las ultimas fechas hacen que mi salud esté bastante resentida. De modo que la mañana del sábado la pasé metido en la cama con mis pantalones y mi camiseta térmica amén de una braga en el cuello y tapado con la nórdica y el radiador encendido... misteriosamente esta conjunción de prendas aislantes más la retransmisión en rojadirecta del partido entre los Wallabies y los All Blacks hicieron el resto, el frío desapareció de mi ser y me dormí como un bendito.
A eso de las 18:30 me desperté, abrí el facebook y ví un mensaje en el cual unos colegas míos se iban a ir al København oktoberfest, una bonita fiesta, que como bien nos indicó un viandante "if you are looking for the beer and big boobs it's that direction" y efectivamente, en esa dirección se encontraba una carpa en la que se vendía cervezas de litro a 90 Kroner (12 €) y había multitud de féminas ataviadas con el traje típico tirolés mostrando sus grandes atributos al resto de los allí presentes, incluso alguna, con un avanzado estado de embriaguez, se dedicaba a levantarse la falda e incluso a celebrar el acontecimiento como si de la mismísima isla de Lesbos se tratase... simplemente IMPRESIONANTE.
Una vez terminada la orgía de cerveza y trajes tiroleses nos dirigimos a la ciudad para salir un poco a tomar algo, acabamos Javi y yo con dos alemanas amigas de la novia del Quebequiano de mi grupo de la Introduction Week en un bar mexicano, en el cual deleitamos nuestros gaznates con un poquito de ron en forma de mojito en mi caso y con tequila José Cuervo en el caso de Javi en forma de margarita. Una vez concluidas nuestras espirituosas bebidas, nos dispusimos a tomar el tren de vuelta a Lyngby, ya que al día siguiente ibamos a estudiar.
Y como bien sabéis, íbamos es del verbo no ir, así que yo me quede en casa viendo una magnifica labor estratégica de Ferrari para brindarle la victoria al Carbayón más famoso del mundo a pesar de su mala salida. Una vez concluida la carrera, cogimos las bicis y otra vez a København. Pero no sin incidentes.
Y digo esto porque en el puto medio de København se me rompió uno de los anclajes de la rueda trasera de la bici que me dejó la vieja de la casa (Motivo de la fractura después del análisis pertinente SCC con evidentes signos de corrosión tipo 3), y este anclaje, una
Una vez en CPH nos dirigimos al fantástico mundo de Christiania, en donde una sesión de Jazz con músicos cubanos nos esperaba, en medio de un ambiente de fumetas con vilortos de un tamaño rondando los 25 (o más) centímetros de longitud y un diámetro del orden de 1 a 2 cm en la boquilla. Conciertazo que nos dieron los cubanos, una vez que se bajaron del escenario, se subió un rastaman a cantar un poco de Reggae, pero era hora de marcharse, ya que de perder el tren nos tocaba volver dando pedales, y no era plan ya a esas horas y con lluvia intermitente que había.
Y hasta aquí la crónica de los acontecimientos del fin de semana, para la proxima entrega los acaecidos durante la semana.
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